

La música del Buena Vista Social Club representa la esencia de la cubanía: desde las raíces sonoras de sus interpretaciones hasta la picardía y la pasión de sus letras. Evoca a una Habana romántica de la década de los 50 y el Cabaret Tropicana, que cada noche revive el show de Legendarios del Guajirito: un espacio único de tradición. Hay dos canciones enigmáticas: el Chan Chan y Dos Gardenias.
El Chan Chan
Fue en los años 90 cuando el mundo bailó al ritmo del Chan Chan y con la voz de Francisco Repilado, el eterno Compay Segundo. Él confesó que soñó las cuatro notas musicales de la canción que hoy continúa encantando al público.
Su estribillo se hace inolvidable, y parece que, efectivamente, uno va de Alto Cedro para Marcané, llega a Cueto y va para Mayarí viviendo una historia de amor y picardía.
Lino Betancourt, reconocido musicógrafo cubano, recuerda la anécdota que inspiró a Compay. Allá en Siboney, el pueblo donde vivió su infancia había dos enamorados: la muchacha llamada Juanica y al joven todos le decían Chan Chan. Como querían casarse, iban a la playa cercana a recoger arena para construir una casa. Ella se iba a la playa y la ropa ligera que llevaba se le pegaba al cuerpo y al salir, cernía la arena con un movimiento acompasado que resaltaba la esbeltez de su figura.
Hasta el Vaticano llegó el Chan Chan, invitados por el Papa Juan Pablo II.
Su sencillez la hace una pieza cubana indispensable y universal.
Dos gardenias
La melodía de Dos Gardenias es una de las más representativas e inolvidables del pentagrama cubano. Isolina Carrillo lo compuso en 1945 y, tres años después, se convirtió en un éxito en la voz del boricua Daniel Santos, acompañado por la orquesta Sonora Matancera, con arreglos de Dámaso Pérez Prado.
Fue en 1996 que el Buena Vista Social Club consolidaría la fama de esta canción a nivel mundial, en voz de Omara Portuondo.
Entre los intérpretes más famosos que han interpretado Dos Gardenias están Antonio Machín, Pedro Vargas, Nat King Cole, Vicentico Valdés, Elena Burke y Diego el Cigala.
Un “himno al amor”, así lo calificaría Isolina Carrillo y así queda en el alma de Cuba.
Buena Vista Social Club: el documental
Con dirección de Wim Wenders y producido por Ry Cooder en 1999, este documental atesora la historia de uno de los hitos de la música cubana de todos los tiempos. La síntesis de las raíces de nuestras sonoridades, con un alcance universal, hace del Buena Vista uno de esos momentos irrepetibles, que se guardan como el más preciado de los bienes y se ostentan como el mayor de los orgullos.
Wenders observó a los músicos en el estudio y rastreó sus vidas en La Habana. Después rodó en Amsterdam, donde la banda dio dos conciertos y, finalmente, en Nueva York, en un recital espectacular en el legendario Carnegie Hall .